“Un folio da para mucho”

La razón no es monopolio de nadie. Para llegar a esa conclusión no hace falta más que ponerse a pensar un poco. Estar convencido de ello lleva un poco más, pero lo que realmente es difícil es llegar a aplicar esta máxima en nuestras
tentaciones de discusión social y en nuestra vida cotidiana.
La vida es aleatoria y no sigue reglas establecidas a pesar de los intentos del hombre por domarla. Hay cosas que están en la mano de uno pero otras son incontrolables. Nuestro auténtico pecado original es el simple hecho de nacer. Hacerlo, por ejemplo, en algunos de los países africanos no es igual que hacerlo en otros países más desarrollados. Esta arbitrariedad va a marcar el acceso a la nutrición, formación y nivel de vida en el futuro. Incluso naciendo en uno de los continentes desarrollados, no es lo mismo hacerlo en el seno de una familia que en otra. Las cunas son de diferente comodidad y los progenitores no tienen igual preocupación y voluntad por la felicidad de la prole. Y aún existiendo buena disposición, no todos aplican los mismos criterios en educación ni todos aciertan en sus decisiones.

REVISTA GAUDEAMUS

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